¿A qué llamamos violencia familiar?
Se denomina violencia familiar al conjunto de conductas, acciones u omisiones habituales, ejercidas contra la pareja u otro miembro de la familia, con el propósito explícito o no de mantener el control de la relación.
Dichas conductas adoptan formas físicas, psicológicas y/o sexuales, y/o atentan contra las propiedades o individuos relacionados con la pareja u otro integrante de la familia o involucran aislamiento social progresivo, castigo, Intimidación y/o Restricción Económica.
En la violencia familiar, la agresión constituye el estilo de la relación en la pareja y a partir de ella se construyen patrones específicos de comunicación, negociación y resolución de problemas. Siendo la agresión una manifestación de los conflictos que surgen al interior de la familia.
Se distinguen tres tipos de violencia:
Violencia física. Toda aquella conducta que directa o indirectamente esté dirigida a ocasionar un daño o sufrimiento físico sobre la persona, tales como heridas, hematomas, contusiones, excoriaciones, dislocaciones, quemaduras, pellizcos, pérdida de dientes, empujones o cualquier otro maltrato que afecte la integridad física de las personas, así como toda conducta destinada a producir daño a los bienes que integran el patrimonio de la víctima.
Violencia sexual. Toda conducta que amenace o vulnere el derecho de la persona a decidir voluntariamente su sexualidad, comprendida en esta no sólo el acto sexual sino toda forma de contacto o acceso sexual o no genital.
Violencia psicológica. Se presenta en forma de intimidación, amenazas, insultos, control, aislamiento y devaluación de la persona.
Ciertas conductas de maltrato que constituyen violencia psicológica, se tornan cotidianas y son consideradas como algo “natural” y parte de la relación de pareja. La víctima no se da cuenta hasta que el abuso, la manipulación y el maltrato se han instaurado crónicamente en la relación.
Por lo general la toma de conciencia y la búsqueda de ayuda llegan cuando la autoestima ya se encuentra disminuida y gravemente lesionada.
No es común observar comportamientos violentos, al comienzo de la relación.
Durante este período, por lo general los comportamientos son positivos, todo es “color de rosa”, la pareja se percibe perfecta, con la sensación de haber encontrado a su “media naranja”. Las imperfecciones o defectos son minimizados, justificados y vistos como pasajeros, por ambos.
La violencia por lo general se inicia luego de ciertos eventos importantes que provocan cambios en la dinámica familiar, como son: el inicio de la convivencia, durante el primer embarazo, el nacimiento del primer hijo, la infidelidad, entre otros.
Una vez que se inicia el comportamiento violento este es cíclico y repetitivo. Pasa por tres fases:
1. Acumulación de tensión, En esta fase agresor acumula tensión. Se muestra nervioso, irritable y no reconoce su enfado.
Al inicio de la relación todo es “color de rosa”… Los defectos se minimizan y son vistos como
Manifiesta hostilidad, provocaciones y verbalizaciones ofensivas y agresivas.
Comienza con sutiles menosprecios, ira contenida, fría indiferencia, sarcasmos, largos silencios. Pueden aparecer algunos episodios de comportamiento agresivo dirigido más hacia objetos que hacia su pareja (da portazos, arroja objetos, rompe cosas).
2. Explosión violenta Sigue una descarga Incontrolada de las tensiones acumuladas (golpes, insultos, frases hirientes, abuso sexual, entre otras).
Luego de la descarga desaparece la tensión y el estrés en el agresor.
Si hay algún tipo de intervención —policía, fiscalía, familiares, amigos— aparenta calma y tranquilidad. Tiende a minimizar y culpar a la pareja diciendo que lo provocó, o que ella es la culpable de la situación. En esta fase los incidentes se tornan periódicos y las lesiones son cada día más graves. Cesa cuando el agresor descarga su tensión o repara en la magnitud del daño causado.
3. Arrepentimiento y reconciliación o “luna de miel”. Entra luego a una fase en la que el agresor muestra signos de arrepentimiento, se muestra amable, cercano y en ocasiones pide perdón o promete no ejercer más violencia, trata inclusive de reparar el daño. Da señales de amor y consideración y todo es felicidad.
A esta falsa ilusión —”luna de miel”— sigue un nuevo ciclo de tensiones, desde el momento que considera que está perdiendo el control sobre su pareja. Este ciclo se vuelve a repetir una y otra vez.
La violencia familiar ocurre en personas que pertenecen cualquier nivel educacional, económico o social, o de cualquier grupo cultural o religioso, de diferente adscripción política, nación, país.
Se manifiesta además tanto en hombres como en mujeres, aunque es mucho más frecuente en hombres por el estilo de relación patriarcal y machista que todavía prevalece en muchas familias.
También lo podemos observar en hijos a padres y hacia personas mayores y entre otros familiares.
En todos los casos, el patrón de la amenaza de ejercer violencia y su ejercicio dentro de la familia, son conductas aprendidas en su entorno y reforzadas por la violencia en los medios y en la sociedad y por la estructura tradicional de dominación en la familia.
Así me criaron a mí, dice la gente.
Nos conducimos y relacionamos de acuerdo a los modelos aprendidos desde nuestra niñez. Junto a estos modelos, existen ciertos mitos, creencias, prejuicios sobre las relaciones interfamiliares que están muy arraigados en la población y nos hacen creer que la familia debe funcionar de acuerdo a ciertos patrones o
Esquemas que han ido pasando de generación en generación y que han sido consideradas como algo comunes y “normales” en las relaciones interfamiliares.
Muchas de las conductas aprendidas, al igual que ciertas creencias y mitos, atentan contra el desarrollo autónomo y saludable de las personas y por ello constituyen violencia familiar.
“Así me criaron a mí”, “el hombre es de la calle y la mujer de la casa”, “los trapos sucios se lavan en casa” constituyen ejemplos que la gente utiliza para definir ciertas roles y conductas dentro de las relaciones familiares.
Los mitos, creencias, prejuicios, ideas irracionales son fantasmas que nos confunden, nos esclavizan, nos limitan, no permiten desarrollarnos y detiene nuestro progreso, además permite que los comportamientos manipuladores y violentos se perpetúen.
De allí la preocupación el interés mundial por romper el silencio y combatir estas ideas y creencias que han sido transmitidas de generación en generación y han sido reforzadas en el pasado por la religión, la cultura, la educación y los medios de comunicación; así como los sistemas socio- políticos, pues hasta fechas recientes la mujer para la Ley y la sociedad, era considerada ciudadana de segunda clase, dándole un poder absoluto y sin límites al marido.
Mitos y prejuicios nos confunden y limitan
1. Ella es la que lo provoca. Por algo le Habrán pegado.
Realidades: Los comportamientos violentos surgen con motivo y sin motivo. No hay provocación que justifique la violencia. El agresor tiende a negar, justificar o minimizar su conducta y culpar a la víctima o a otros.
2. Son masoquistas. Les gusta que las maltraten.
Realidad: A nadie le gusta que lo maltraten o lo golpeen. En la mayoría de los casos la víctima no encuentra salida para su situación Ha perdido el control de su vida y está tan traumatizada que se paraliza y no reacciona. El agresor le ha “lavado el cerebro” y la convence de que ella lo “provocó”. La ha sugestiona para que crea que es ella la culpable.
3. El maltrato psicológico no es tan peligroso como el físico.
Realidad: Los actos violentos se inician con actos de hostilidad, provocaciones y verbalizaciones ofensivas y/o degradantes que se hacen habituales y progresivas hasta la descarga incontrolada de una agresión física o sexual. El maltrato psicológico causa un estrés de grandes proporciones, similares a los que soportan víctimas de secuestro o en Lesiones, enfermedades físicas y psicológicas causadas por el maltrato ejercido contra la mujer y los hijos, aún predominan sobre casos de violencia.
La violencia contra la mujer
La violencia contra las mujeres es una de las expresiones más crueles y degradantes de discriminación. Es una expresión de normas y valores históricos y culturales concretos. Aunque usualmente al hablar de violencia contra las mujeres se suele traer a la mente imágenes de violencia física y especialmente de aquella que enfrentan las mujeres por parte de su compañero afectivo (esposo, ex–esposo, compañero o ex–compañero de hoLa violencia contra las mujeres es una de las expresiones más crueles y degradantes de discriminación. Es una expresión de normas y valores históricos y culturales concretos. Aunque usualmente al hablar de violencia contra las mujeres se suele traer a la mente imágenes de violencia física y especialmente de aquella que enfrentan las mujeres por parte de su compañero afectivo (esposo, ex–esposo, compañero o ex–compañero de hogar, novio, amante), la violencia que gar, novio, amante), la violencia que enfrentan las mujeres por razones de género no se produce exclusivamente en el espacio familiar, en tanto la violencia contra ellas surge y se alimenta del mandato de subordinación social, política, económica y cultural sobre las mujeres
INSTITUCIONES QUE PROTEGEN AL NIÑO Y A LA MUJER.
La ONU busca informar, promover y crear conciencia sobre los derechos humanos de las mujeres, niños y niñas que viven en situaciones de violencia dentro de sus familias.
ü DESARROLLO INTEGRAL DE LA FAMILIA (DIF).
La columnista comenta que: "La violencia intrafamiliar existe en algunas familias y está latente durante mucho tiempo, pero permanece oculta u otras veces, aparentemente escondida. Los integrantes de una familia que sufre de violencia durante el desarrollo de sus actividades cotidianas no se dan cuenta de que los indicios, marcas y secuelas de ella son notoriamente visibles pero ellos creen o quieren creer que nadie lo sabe, que nadie lo ve.
ü SECRETARÍA DE LA MUJER.
La secretaría de la mujer es otra de las instituciones que podemos encontrar entre las que se encuentran en la lista de aquellas instituciones encargadas de apoyar los derechos de la mujer y de los niños brindándoles la opción de auto apoyo a través de la independencia lo cual se logra mediante la integración de las personas a los grupos que se encuentran disponibles en la institución como lo son:
- Manualidades.
- Computación.
- Cultura de belleza.
- Etc.
ü ASUNTOS DE LA MUJER Y GRUPOS VULNERABLES.
Personas de la tercera edad, niños, personas con capacidades diferentes y las mujeres son la población objetivo en los asuntos de la mujer y grupos vulnérales que es una dependencia que pertenece a la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL). Y que es la encargada de dar apoyo a todas aquellas personas que lo necesitan a través de sus múltiples programas en beneficio de aquellos grupos que son más propensos a sufrir la discriminación, y la violencia como son las mujeres y los niños.
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